yo no era un tipo valiente
me daba pavor entrar en los cuartos oscuros
imaginaba los gestos del inframundo,
yo no era un tipo tan bravo
no enfrentaba fantasmas que me acariciaban en mi desvelo
me aferraba a mi demencia inocencia
no me daba valor cruzar aquel prado
en donde el viento no dejaba de soplar hojas
que me incitaban a jugar
ramas que me querían atrapar
los gritos de duendes en mi cabeza
querían enseñarme algo
las palabras del mago
deseaban dejarme inhumano
ese gigante insoldable me secuestraba por sus calles
fue entonces cuando el vino con sus jaulas
y me obligo a crecer, perdí mi amada demencia
encerró todos mis temores
y encendió la luz del cuarto
la mano amiga en mis desvelos jamás se volvió a sentir
los prados verdes los seco al cumplir los años
y de esos juegos no pude disfrutar
ahora si creo que quede demente
tratando de entender lo que a grito de duende no pude comprender
queriendo encontrar ese tipo de magia
que el brujo verde con su conjuro me lanzaba
y mi loca demencia se fue como centinela a
mundos descalzos
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